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Una sonrisa chulesca

Hay político que disimula mejor que otro en cuanto se le caza con alguna acción que ha hecho y que él mismo es consciente de que está mal, o al menos no se han hecho bien las cosas sobre ese asunto.


Sabe que le han pillado y no dispone de los argumentos necesarios o convincentes, de modo que tiene una reacción muy notoria de desconcierto respecto a las preguntas que le van formulando. Como en este país lo habitual es salirse por la tangente en lugar de reconocer un mínimo error, la parte que le delata radica en esa sonrisa chulesca y a veces desafiante.


Entonces vamos a dar un consejo para el político que llegue a encontrarse en una situación con un reportero cojonero. Lo mejor es mantener la boca cerrada y sobretodo no responder a ninguna pregunta, tan sólo bastará un hola y un adiós. Si como político, optas por la sonrisa chulesca como respuesta a las preguntas formuladas, puede llegar a ser contraproducente ya que no sabes cuando puede parar el bombardeo de preguntas, que es en el momento en que llegas a campamento base o te descuelgas por medio de otro político.


Se evita también el caer peor, más aún si cabe, en el conjunto de la población, y esto no le conviene a ningún político porque nunca se sabe, y en un futuro puede estar del otro lado.