Voy a relatar la experiencia de un trabajador ilegal que laboraba en una fábrica, no recuerdo bien lo que hacía, pero trabajaba con maquinaria pesada. Es una historia real que vi por televisión y me pareció increible hasta dónde puede llegar el cinismo y la desfachatez del ser humano.
Era una persona joven que trabajaba de manera irregular en una empresa de un pueblo no demasiado grande. Al propietario de la empresa todo el mundo lo conocía y era bien respetado. Esta persona (peruano creo que era) tuvo un terrible accidente laboral, tan terrible que le costó la vida en su puesto de trabajo. Lo terrible viene ahora, y es que el propietario con ayuda de su hijo, lo que hicieron fue desnudar al cadáver (quitarle la ropa de empresa) y ponerle otra ropa, y situar el cuerpo en posición para que pareciese que el tipo había intentado entrar a robar en la fábrica, fallando en su intento al saltar y matarse en la caida.
Como dije el pueblo no era demasiado grande, y estaba claro que dicha persona trabajaba en esa fábrica. Tras descubrir la barbarie cometida por estos sinverguenzas, fueron condenados a pagar una indemnización a la familia (madre) del fallecido.
Salia la madre del chico fallecido con una carpeta recogiendo firmas por la calle para aumentar la pena de los delincuentes. ¿Verdad que todo el mundo condenaría el acto antihumano que tuvieron los propietarios de la empresa? ¿Verdad que tu también firmarías en el documento para que la cosa no quedara impune?
Pues mirar por donde habia gente que se atrevia a decir por TV que los amos de la fábrica eran buenas personas. ¿Es capaz una buena persona de cometer un acto tan deleznable como el relatado?…
Me llamó la atención un comentario demoledor (defendiendo lo indefendible) por parte de una señora mayor, expresamente dijo lo siguiente:
– ¿Acaso no han cobrado la indemnización? ¿Qué más quieren? (Refiriéndose a la madre que recoge firmas.
Señora, yo le diré que es lo que más quieren. Pues ni más ni menos que recuperar la vida de su hijo.. pero claro, eso no es posible, de modo que démosle a esa madre el alivio de una sentencia justa por la muerte de su hijo.