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Manual de la buena conducta para el empleado

Cada vez me sorprendo menos de la falta de profesionalidad y buena conducta por parte del empleado que trabaja de cara al cliente.
La soberbia y la estupidez humana se funden para dar paso a un individuo que parece no importarle en absoluto su trabajo, siendo descortés y antipático con el cliente. Lo cierto es que algo ha de estar fallando en el modelo educacional, puesto proliferan este tipo de personas con el paso de los años, pudiéndolos encontrar en los lugares más diversos y en cualquier sector profesional, a pesar de que ellos mismos no lo sean.


Por caso práctico pondré uno de tantos, como cuando fui a una tienda de móviles para comprarme uno nuevo puesto que el actual lo tenía dañado. Entré en la tienda saludando y de entrada la dependienta ya me puso mala cara, dándome la sensación que debía disculparme por alterar su quietud. Cabe indicar que en ese momento no había nadie más en la tienda. Le dije que necesitaba un nuevo móvil pues que tenía dañado el actual, de modo que le podría mi tarjeta. Me preguntó entonces la dependienta que móvil exactamente yo quería, y le dije que no tenía ninguno en mente. La verdad es que a mi los móviles me han dado un poco lo mismo, es decir, soy de los que lo usan principalmente para llamar, de modo que me da lo mismo si tiene o no cámara, MP3 u otras funciones.


Le dije exactamente eso, a lo que me respondió -con gran dejadez- que tenían un par de ofertas de móviles y me dijo las marcas pero sin mostrarme los terminales. No soy nada experto en móviles de modo que los modelos de los que me habla no los conocía, y le pedí entonces si podía mostrármelos.


Fue entonces cuando la dependienta puso una nueva cara de apatía por tener que ir a la estantería a buscar los móviles para mostrármelos, y la verdad es que en ese momento debí salir por la puerta para no tener que soportar tanta desfachatez. La dependienta se limitó a dejar los dos móviles sobre la mesa y no dijo nada más, ni una sola palabra. La verdad es que no sé si me estaba perdiendo algo en ese momento, es decir, se supone que yo soy el cliente y tengo interés por la compra de un móvil, y por contra, la dependienta es la vendedora y ha de tener interés por venderme un móvil.


Sin embargo hay algo que está fallando. A la dependienta no le importa en absoluto el hecho de que le compre o no el teléfono, lo único que parece importarle es que una persona ha entrado en la tienda y que, a menos que tenga claro lo que quiere para no hacerla trabajar, va a continuar con cara de ofendida por haberla incomodado esa mañana.


Tal vez sería recomendable pusiera un cartel en la puerta, bien grande y que diga;

– Señores clientes, entren exclusivamente a comprar algo, de lo contrario no hagan levantarse a la dependienta de su silla para nada puesto que está incubando.


En conclusión a todo esto lo que yo planteo es lo siguiente, es decir, todos sabemos que el trabajo actualmente está mal, y está peor la búsqueda de empleo, o sea, apenas hay trabajo para unos cuantos. A pesar de esto vemos que hay gente inconsciente que parece no preocuparle lo más mínimo y no se esfuerzan en absoluto por hacer bien las cosas para conservar su trabajo.


Resulta completamente deleznable ver como personas que no tienen el más mínimo apego por su trabajo consiguen mantenerlo, viendo que otras persona más cualificadas y que podría prestar una mayor dedicación están sin empleo.