Los gürtelitos atacan de nuevo. Esta vez es Mariano Rajoy, que aunque no está imputado en el Caso Gürtel, le llegan las salpicaduras de los que si lo están como Francisco Camps.
Nuevamente Rajoy defiende a Camps y lo tacha de inocente con rotundidad, es si, apostillando la frase: “…mientras no se demuestre lo contrario…”
Esto es como aquello que se dice: “Yo por ti pongo la mano en el fuego”, pero cuando finalmente uno pone la mano en el fuego, la aparta y exclama: “Ay… que quema!”. Pues en este caso ocurre lo mismo.
Camps sigue afirmando que todo se trata de una conspiración por parte del PSOE, policía, fiscales y jueces, y solicita explicaciones por la ocultación de pruebas exculpatorias evidentes que hubieran sido determinantes para la resolución del caso.
En cualquier caso al final ha de salir una resolución definitiva por el caso, y cabe decir que Camps lo tiene bastante complicado si nos remitimos a sus conversaciones con su “amiguito del alma”, Álvaro Pérez.
De momento lo que está claro es que el proceso se va dilatando y esto sólo puede beneficiar al PP y a Francisco Camps, y aunque diga Camps que ya tiene ganar de que se sepa la verdad (su verdad) en realidad la ralentización del acta judicial es algo que lo beneficia. Algo así como lo que ocurre con presuntos casos sonados de corrupción o estafas, como con la Pantoja o la Campanario y su madre. Parece que la justicia en estos casos actúe de forma más lenta, aunque también es cierto que se precisa tiempo para la recopilación de pruebas, nuevas pruebas que van saliendo, pero claro, hasta durante ese tiempo el presunto mangante puede trazar el mejor plan para salir lo menos perjudicado posible del agujero en el que se ha caído.