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La crisis fuera de nuestras fronteras

Me encuentro en República Dominicana para documentar al detalle la forma en como la sociedad está sobreviviendo a esta crisis económica.
Si en un país europeo como España la crisis representa una preocupación generalizada, podemos imaginar lo que supone para un país en vías de desarrollo como República Dominicana, un país que depende de los países del “primer mundo” para continuar con su desarrollo interno económico.


Si los países que de alguna manera sustentan a países en vías de desarrollo no están en buena forma, podemos asegurar que la crisis golpeará con más fuerza en los más desfavorecidos.


Me sigo preguntando como puede la gente hacer frente a sus deudas y gastos con lo poco que se gana en RD. Es cierto que el precio de la comida en general es menor que un país como España, pero tampoco mucho menor. Supongo que lo está haciendo la gente es escatimar al máximo y gastar lo menos posible, teniendo en cuenta que un salario medio suele estar entre los 400 y 600 dólares mensuales resulta imposible pagar deudas y darse al tiempo algún capricho, o mejor dicho, trabajar para vivir y no vivir para trabajar, que esto último es lo que parece que está sucediendo.


También hay que tener en cuenta otras factores, como lo es la vivienda especialmente. Mucha gente vive compartiendo casas, así familiares, hermanos, primos,… comparten casa, a diferencia de otros países de Europa que la familia se restringe a pareja e hijos, nada más.
En República sería impensable una hipoteca de 800 euros mensuales, algo común en España.


En República Dominicana la cultura es más de puertas hacia afuera, la gente “comparte” y aunque exista la preocupación por el trabajo y la crisis, se trata de disimular o sobrellevar hasta el punto de considerar dicho problema como algo casual. Es decir, no se produce ese “enclaustramiento” psicológico y perpetuo producido por el malestar económico por falta de trabajo y demás, en República Dominicana la gente sigue viviendo y no se atormentan por tales situaciones.


Tal vez el pensamiento europeo tendría que cambiar en este sentido, y no “enclausarse” tanto, de modo que si trabajamos en una empresa en la cual no se nos valora y pensamos que nuestro puesto puede peligrar, no hay que ofuscarse con ello y simplemente seguir viviendo como hasta ahora y dejar que las cosas tomen su rumbo, en definitiva, vivir de una manera más casual al estilo dominicano.