Desde los medios publicitarios siempre nos quieren hacer creer que un producto para que sea bueno ha de ser de una marca reconocida y prestigiosa. El anunciante anuncia su producto como lo mejor e indiscutible que hay, por encima de las demás otras cosas.
Su mensaje es que han de ser caros y por tanto buenos.
Sin embargo esto no siempre es así, está comprobado que un producto puede fallarte ya sea de marca reconocida o cualquier otra nueva del mercado, no hay una clara garantía para eso.
“¿En qué se diferencia un cable de HDMI de 200 euros (de los más caros) a otro de 6 euros, si en principio hacen la misma función?”
“¿Por qué voy a pagar 23 euros que cuesta una funda para el Ipod si la puedo conseguir por poco más de 1 euros?”
La respuesta a su vez es otra pregunta, ¿por qué razón vas a pagar más por un producto si puedes conseguir otro que cumpla con las mismas funcionalidades? Indudablemente la calidad es un factor importante, pero por la experiencia que tengo por el uso de productos he de decir que el coste elevado no es sinónimo de gran calidad.
En lo que esto concierne al ámbito laboral, la gente que se dedica a la venta, comerciales, suele utilizar estos conceptos para afirmar algo que no es cierto, desprestigiando otros tipo de productos con el fin de convencer al cliente. Hablo nuevamente de la honestidad del vendedor que omitirá ciertos detalles de relevancia con el fin de gestionar una venta. Por tanto, con estás actitudes ledeznables lo que están haciendo es, por un lado desprestigiarse ellos mismos frente al consumidor, y por otro lado desprestigiar a la empresa para la que trabajan. Evidentemente un vendedor ha de hacer su cometido, que es vender, pero tampoco ha de ser siempre a toda costa y a cualquier precio.
Recuerdo una vez en el centro Carrefour que buscaba un simple adaptador de euroconector (RCA), un producto que apenas costará unos 2 euros. Pues sin ningún tipo de reparo el vendedor me ofreció un euroconector que costaba unos 15 euros. Le dije que yo sólo necesitaba el euroconector simple, ya que el que me ofrecía tenía para otro tipo de soporte y además era más caro, no necesitaba el que me ofrecía. Hasta aquí bien, pero en el momento en que el vendedor insiste y te hace explicaciones para que termines comprando algo que no necesitas, pues obviamente esto ya es una falta de respeto y un insulto a la inteligencia de uno.
Este análisis tendría mucho que ver con un post que escribí hace un tiempo y que detalla la actitud de la gente ante su trabajo, y lo muy poco que le gusta.
https://www.vida-laboral.es/a-la-gente-no-le-gusta-su-trabajo-y-lo-demuestra/