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Final de la crisis economica

A mediados de 2008 se iba a consolidar con fuerza la idea de crisis económica, a pesar que desde el Gobierno se apurara todo lo posible para negar lo que era evidente.


En realidad mucho antes de las fechas fatídicas al “inicio” del temporal, ya se sospechaba (entre los sectores entendidos) que se avecinaba un Gran Sunami financiero, arrasando con todo.


2009 ha sido un año donde ha destacado el cierre de empresas, el aumento de empleo y en definitiva, la mala gestión por parte del Gobierno para superar en gran medida el catástrofe venidero.


El Gobierno se ha limitado a poner parques aquí y allá, pero en ningún caso ha tomado una decisión que favoreciera a grandes grupos sociales.
Hablamos de parches refiriéndonos por ejemplo al subvencionar con 400 euros extra a los trabajadores que han agotado su prestación por desempleo.


De esta manera lo que demuestra el Gobierno es una falta de respeto para con los trabajadores autónomos, los cuales (en caso de causar baja en su servicio) ni han gozado de prestaciones por desempleo y ni han sido subvencionados con aportaciones extra como ha sido en el caso anterior para con trabajadores por cuenta ajena como comentábamos.


La conclusión que toma el Gobierno es la siguiente: ”Un autónomo es bueno para cotizar y pagar sus pagos a cuenta mensual y trimestralmente, pero a la hora de subvencionarles con ayudas en caso de baja temporal no son capaces de dictar una nueva normativa, tal como hicieron con los 400 euros.”


Hemos hecho mucho incapié en la cuestión de los trabajadores autónomos, ya que sin duda es la clave para salir de esta crisis económica.


Los autónomos forman el principal tejido económico de este país, de modo que hay que ayudarles con las medidas más oportunas, revisando los estatutos pertinentes y de alguna manera facilitar el trabajo que desempeñan.


Un autónomo a menudo es un PYME, y una PYME habitualmente genera empleo, y por tanto riqueza.


Una Pequeña y Media Empresa es muy costosa de crear, pero muy fácil de destruir, de modo que si el Gobierno no cuida correctamente su tejido empresarial el fin de la crisis económica está bien lejos.