Desde hace décadas han sido muchos los directivos de los bancos y cajas de ahorro que, tras dejar su puesto, han percibido pensiones y/o indemnizaciones millonarias. En la actualidad y en estos tiempos de crisis, resulta algo tan alarmante que dificilmente puede pasar desapercibido cuando es el Estado -los ciudadanos- quien ha de rescatar a estas entidades, por lo que las pensiones multimillonarios a ex-directivos, aunque legales, son inadmisibles.
Le corresponde al Gobierno, como mínimo, intervenir y no resignarse a que se aplique una Ley aprobada, es decir, el Gobierno ha de encontrar la forma de dar un giro a la situación que reducir sobremanera los importes astronómicos que final han de pagar todos los contribuyentes.
No cabe duda que el Gobierno aplicará reformas para que estos casos no vuelvan a repetirse, pero con toda probabilidad las peticiones actuales de indemnizaciones difícilmente podrán ser revocadas, por lo que los ex-directivos actuales pueden descansar en paz.
Al mismo tiempo resulta ver el comportamiento deleznable de dichos directivos que, tras ser advertidos y poner en tela de juicio sus grandes indemnizaciones para ser revocadas, están interponiendo reclamaciones para conseguir a toda costa que no se les pierda un solo euro por el camino.
En mi opinión personal considero que estas personas tendrían que tener un mayor compromiso por la sociedad, ser un poco más humildes, y voluntariamente rechazar el cobro de sus pensiones como gesto solidario, dejando así el comportamiento poco ético que están teniendo.