Hay personas que van al médico de cabecera como si fueran un domingo de paella a casa del primo Miguel, es decir, van a consulta más por entretenimiento que por causa justa. o al menos esa es la sensación que me ha dado cada vez que he vista las actitudes de la gente.
Parece que se ha perdido -o tal vez nunca haya existido en nuestra sociedad- el valor que supone una consulta médica, no sólo por el trato profesional recibido, sino por el hecho de su gratuidad.
He vivido en Estados Unidos y os puedo asegurar que una simple consulta médico me costaba -como mínimo- casi 200 dólares, y esto sólo para consulta, es decir, que si el médico me ponía la mano encimo ya le podía ir sumando dólares a la factura final.
La sociedad española a menudo no es consciente de la suerte que tiene al disponer de una seguridad social tan buena como la actual, no es una sociedad que valore como corresponde a este servicio sanitario, de hecho prevalece la idea que es un derecho del que se puede abusar sin hacer un uso responsable.
El problema de los abusos de los servicios sanitarios es que siempre terminan en perjuicio de toda la sociedad, es decir, un ciudadano puede utilizar de manera abusiva un servicio, como por ejemplo solicitar cita de manera reiterada. En este caso el calendario de citas pierde disponibilidad, de modo que los días libres quedan más alejados.