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El fraude o intento de fraude a la Seguridad Social nunca queda impune

El siguiente artículo es de especial interés para todos aquellos ciudadanos que, en algún momento, pueden llegar a pensar que cometer fraude a la Seguridad Social es como hacer una pequeña travesura de parvulario y si te descubren tan solo te llevas una cachetada en la nalga.


Lo expreso de este modo puesto que esta parece ser la idea que tienen los acusados por el “caso Karlos”, los cuales cometieron el fraude, y otros lo intentaron a la Seguridad Social, con el fin de obtener pensiones vitalicias. Es decir, estos presuntos estafadores parece que no tienen la más mínima consideración por el hecho que supone el alterar -o falsear- unas informaciones con el fin de condicionar las decisiones de la Seguridad Social en beneficio propio.


En caso de que finalmente el juicio condene a los acusados podremos decir que este tipo de personas no respeta a la sociedad en la que viven, tan solo les importan ellos mismos y nadie más. Se comete fraude a la Seguridad Social, que a su vez es el sistema de los contribuyentes, por tanto se está cometiendo fraude contra todas las personas que en general hacen sus aportaciones al sistema público de la Seguridad Social.


El intento de fraude es igualmente grave y condenable


En el juicio por el “Operación Karlos” se puede hacer una clasificación entre los acusados, de modo que están los que llegaron a completar el proceso de fraude y ya percibían pensiones de manera fraudulenta, y por otro lado están los que no llegaron a cobrar la prestación, sin embargo, y esto es importante, igualmente se les va a juzgar por el intento de fraude.


Por tanto cabe desmitificar este mito que indica que el intento de fraude no puede ser tan grave como el haber cometido el delito, de modo que es igualmente condenable en ambos casos.


No nos equivoquemos. Con delitos tan graves contra la Seguridad Social no hay cabida para los “amiguismos” que puedan ayudar para salir de la crisis en la que se ve envuelta la persona implicada.


La pena de prisión queda abierta sin lugar a dudas para este tipo de fraudes tan miserables que nunca tendrían que producirse.