Que la industria musical no pasa por su mejor momento es algo que no viene de nuevo, sin embargo hay cierto tipo de cantantes a los que esta “mala racha”, llamémosle así, les golpea mucho mas que a otros.
Podríamos diferenciar entre dos tipos de cantantes, los que en principio no se ven afectados por dicha situación y hacen sus 4 o 5 conciertos al año, como por ejemplo Alejandro Sanz, y por otro lado están los cantantes que son explotados por su discográfica con la que tienen un contrato que incluye 80 conciertos programados al año.
Como ejemplo de este segundo caso tendríamos a David Bustamante.
Una mala negociación con la discográfica y el no saber muy bien como gestionar la vida laboral del cantante dan como resultado estos abusos a los que el cantante se ve sometido. Vemos muchas veces que es el propio padre del artista o un familiar el que hace las labores de mánager, y aunque actúe con las mejores intenciones resultará complicado que obtenga un contrato justo.
No es casualidad que los cantantes que amasan grandes fortunas apenas hacen conciertos en comparación con las ordas musicales que tratan de abrirse camino o simplemente mantenerse.
Lo cierto es que por mucho que les guste su trabajo, cantar, estoy convencido que prefieren antes estar en un lugar remoto descansando o pasándolo en grande en lugar de tener que cumplir con su jornada laboral, que al fin y al cabo es eso. Está claro que los primeros años puede ser que les guste más qe nada en el mundo actuar y cantar sobre un escenario para su público, pero con lo años ese pensamiento lo van dejando de lado, simplemente porque se cansan (recordemos que todo en esta vida termina cansando..) y preferirían hacer otras cosas, por eso también muchas veces los cantantes se meten a actores, o al contrario.